Sin duda, en la llamada “competición pura y dura” hay jugadores capaces de marear la perdiz durante horas para ganar una partida que sólo se puede ganar por aburrimiento del contrario. Pero claro, el resultado es el resultado.
En estos casos, primero no das crédito a lo que estás viendo ¡y padeciendo! Es como comerte diez kilos de mantecados, a palo seco, y con pan. Luego te planteas abandonar la partida, y más tarde te comentan que te está buscando Paco Lobatón porque no se sabe dónde estás, (No vuelves porque estás “jugando” la “partida” de "ajedrez", pero gracias Paco por preocuparte) finalmente, te planteas seriamente abandonar el ajedrez de “competición pura y dura”.
Afortunadamente, hay otros jugadores que te devuelven la fe en el ser humano y de paso, en el ajedrez, como me sucedió en la última ronda del Campeonato Absoluto Andaluz, celebrado recientemente en Lucena (Córdoba) y que comentaré próximamente.
Además, hay partidas como la que les ofrezco a continuación, que te reconcilian con el ajedrez, el buen gusto, la deportividad, el arte…
Además, hay partidas como la que les ofrezco a continuación, que te reconcilian con el ajedrez, el buen gusto, la deportividad, el arte…
¡Si! se puede ganar con negras a un jugador muy superior y además ganarte el respeto y la admiración de todo el mundo, por tu forma de ser, y de jugar.
Vean, vean… Y sobretodo, ¡Comparen!
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