No todo es ajedrez en esta vida, hace poco, durante el absoluto de Jaén, mi amigo Curro Fernández Barrera (Campeón del torneo) citaba a un amigo común, Antonio Illana Martos: "El ajedrez solo es un pequeño charco en el océano".
En esta ocasión pretendo que conozcáis otra de mis pasiones, injustamente casi abandonada durante años. Injustamente porque es escribiendo cuando encuentro la paz, y porque para escribir no necesito nada más que enfrentarme a un folio en blanco y crear.
Lejos de la dependencia que a las personas con diversidad funcional nos supone competir en torneos de ajedrez, reservados a los que pueden permitírselo.
Lejos de la dependencia que a las personas con diversidad funcional nos supone competir en torneos de ajedrez, reservados a los que pueden permitírselo.
El presente artículo es uno de los muchos que durante años han sido el cordón umbilical (a falta de una dedicación constante) entre la escritura y yo.
¡LA NORMALIDAD ESCANDALIZA!
La primera vez que le vi
pensé: “¡Qué bien se ha metido este tío en el papel!” claro, no estamos
acostumbrados a ver a una persona con parálisis cerebral en la tele.
Afortunadamente la normalidad va llegando también a la tele y personas como Toño
pueden desarrollar su trabajo de una forma brillante.
Cual sería mi sorpresa
cuando escuché esto:
Vaya hombre, para una
persona normal que sale en la tele, van y se rasgan las vestiduras. Claro,
acostumbrados a ver prostitutas, asesinos, mentirosos compulsivos, grandes
hermanos, enanos mentales que incluso hacen exclamar a nuestro Rey ese
histórico y glorioso: “¡Por qué no te callas!”, pues llega Toño y sube el
nivel, y claro, se produce un desajuste que algunos jamás superarán.
Es parecido a cuando cambiaron la luz de 125 a 220, a muchos se les
quemaron los plomos.
Toño, básicamente es un
hombre, sentado en una silla, y que hace monólogos, ¿Qué tiene eso
de raro?, en la tele veo muchos hombres, sentados en una silla y
que no se sabe muy bien qué hacen.
¿Qué tiene Toño de raro? ¡Ah!, no me había fijado, me dicen que la silla de Toño tiene ruedas, claro, eso lo explica todo, ¡Qué despiste el mío!
Pero… un momento, ¡Las sillas con ruedas son habituales en la tele, hasta yo tengo una en mi escritorio! ¿Entonces?, no lo entiendo. La verdad es que con Toño no se aprende nada malo, todo es positivo:
Nos enseña por ejemplo,
que no importan las dificultades, si no te dejas convencer de que no vales
para nada, puedes llegar donde te propongas. Vaya, eso es importante,
yo si dejaría a mis hijos ver a Toño. En cambio, otros programas nos
enseñan que todo vale, que no importa lo tonto que seas, si tienes mucho
morro y muy poca vergüenza, ¡El triunfo es inmediato, y sin nada de esfuerzo!
Eso puede ser muy tentador
para los niños, pero yo no dejaría que mis hijos vieran esos programas, en
todo caso, se los dejaría ver explicándoles muy bien, que eso es lo que
nunca deben hacer.
Y es que la normalidad y
la anormalidad cada vez me confunden más. Por ejemplo, hace unos días,
me enteré de que en EE.UU. nuestros entrañables Epi y Blas han sido
declarados peligrosos, muy peligrosos, son sospechosos de poseer armas de
destrucción masiva, así que les han declarado ¡serie para mayores de dieciocho
años! ¿Eso es normal? No olvidemos que estamos hablando de la
primera potencia mundial.
Evidentemente no les han
encontrado nada, por lo que se sospecha que se las pueden haber pasado a
Heidi y que el abuelo las tiene escondidas en algún lugar de las
montañas que sólo él conoce.
Me he puesto en contacto
con el abuelo y me ha asegurado que él no esconde nada, pero me ha
dejado muy preocupado pues según él, el arma de destrucción masiva más
peligrosa vive en una casa blanca. ¿Qué habrá querido decir?
Que lío, mañana es el Día
Internacional de la Discapacidad, y yo no sé muy bien por quién debo
luchar, si por los teóricamente normales, o por nosotros. Porque yo
también sufro una parálisis cerebral, como Toño, sólo que no tengo silla.
¡Ah! ¿Que por mi articulo
no lo habían notado?, si bueno, es que yo me pongo a escribir y mi
discapacidad desaparece, por eso me gusta tanto escribir, y estudiar, y
jugar al ajedrez, y muchas más cosas que se supone que no puedo hacer, como
acabar la carrera de Psicología, enamorarme, o publicar un libro de
poesía.
Pero no se lo digan a
nadie, para que no se vuelvan a escandalizar. O mejor ¡díganselo! Así tendré
trabajo quitándoles tantos complejos y prejuicios, y, al tiempo que me gano el
pan, contribuiré a formar una sociedad más sana.
Desde aquí quiero
felicitar a Quatro, a Pablo Motos por apostar por Toño en su programa “El
hormiguero” y, cómo no, quiero enviar un gran abrazo a Toño, para que nunca deje
de ser EL DIABLO SOBRE RUEDAS.
Paco.
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