Recuerdo a mi profesor de física y química, en el Instituto “Virgen del Carmen” de Jaén, un chico joven, para el que nada era especialmente bueno ni especialmente malo, a todo le daba su justa importancia.
Me sorprendió que nos acompañara en la fiesta de fin de curso, participando en ese maratón de antropología, (Íbamos de antro en antro por las calles de Jaén). Cuando él creyó oportuno dejarnos solos, se puso muy serio y nos aconsejó:
"Estudiad, estudiad aunque no sepáis para qué, estudiad aunque no veáis la salida, estudiad aunque creáis que no tiene sentido, que es inútil, estudiad siempre, no importa que el talento se quede en casa, lo que realmente importa, es cultivar vuestro talento.”
También lo aplicamos al ajedrez. ¡Estudiad siempre!
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