EL CAMPEONATO MUNDIAL DE AJEDREZ
"El norteamericano Bobby Fischer, vencedor por 12,5 - 8,5, nuevo campeón. Spassky abandonó la XXI partida, sin reanudar el juego aplazado"
El gran maestro norteamericano, Bobby Fischer se ha proclamado campeón mundial de ajedrez cuando los ayudantes del hasta ahora titular, e! soviético Boris Spassky, telefonearon al juez-árbitro, el gran maestra Lothar Schmidt (Alemania Occidental) comunicando el abandono de la vigésimo primera partida, que había quedado aplazada el jueves después de cinco horas de juego.
Con esta victoria, Fischer totalizaba 12,5 puntos por 8,5 de Spassky, es decir, que se aseguraba el triunfo en este apasionante match, que estaba concertado a la distancia de 24 partidas. De acuerdo con las bases de estos encuentros, la lucha ha concluido sin necesidad de completar los juegos programados que nada decidirían ya. Fischer, por lo tanto, es el nuevo campeón mundial y, a los 29 años, ha coronado con todo éxito la meta que se había trazado cuando a los 14 anunció que sería campeón del mundo.
El resultado de la XXI partida era esperado, a la vista de la posición en que había quedado pendiente el juego, al término de la primera sesión. Spassky se encontró con sus peones de! ala de dama controlados por la torre enemiga, sin posibilidad de movilizarlos y desistió de continuar con una inútil resistencia. Ya en mi comentario de ayer adelantaba el desenlace, aunque con las naturales reservas, por la falta material de tiempo para profundizar en mis análisis.
El match que finalizó ayer ha sido, sin duda alguna, el más accidentado de la historia de! ajedrez. Los incidentes que se produjeron antes del comienzo, cuando Fischer se negó a jugar en las condiciones que había establecido la Federación internacional de Ajedrez (FIDE), exigiendo mayores premios, caldearon notablemente el ambiente y se dio amplia difusión en todos los medios informativos a la decisiones del aspirante.
Fischer, cuando se resolvió favorablemente para él tal problema, se presentó en Relkjavlk, con el tiempo justo para comenzar la primera partida, dentro del plazo ampliatorio que le concedió la FIDE. '
Spassky ganó la primera partida por un error inexplicable de Flscñer. Este protestó por la presencia de cámaras de cine y televisión y no se presentó a jugar la segunda partida que perdió por incomparecencia.
Con un dos-cero a su favor, el anuncio hecho por Fischer de que saldría inmediatamente para Estados Unidos, Spassky se confió.
Recuerdo que cuando todos los comentaristas daban por perdido a Fischer y criticaban abiertamente al gran maestro norteamericano, publiqué un articulo en estas columnas en el que ya apunté que, si continuaba la lucha, estaba en condiciones de dar un brusco cambio a la marcha del encuentro en pocas partidas. Los espectaculares resultados que le habian llevado ante los umbrales del título, concedían a Fischer un amplio margen de confianza. Sin embargo, debo confesar que me vi sorprendido cuando logró situarse al frente del marcador después de tres juegos, solamente. Ganó la tercera partida y, tras el empate registrado en la cuarta ganó la quinta y sexta. Una vez líder, Fischer siguió jugando con su incisivo estilo habitual, siempre en busca de la victoria, sin dar el menor reposo a su adversario.
Se produjo un nuevo empate en el séptimo juego y Fischer aumentó su ventaja al anotarse el octavo y, tras un nuevo empate en el noveno, otra victoria en el décimo, le situó con la sustancial ventaja de tres puntos —ventaja «mágica», la llamé en mi comentario»—, que en encuentros anteriores de este tipo solamente en una ocasión pudo ser neutralizada —por Smyslov frente a Botvinnik, en el match de 1954, aunque, al final, se produjo un empate que permitió a Botvinnik seguir en posesión del título—, pero también resalté que en aquella ocasión tal ventaja se había obtenido en las cuatro primeras rondas y quedaban muchas partidas por delante.
Esta fase del encuentro, entre el tercero y el décimo juego, fué donde Fischer cimentó la conquista de! título. Su juego brilló a gran altura, con una asombrosa riqueza de ideas y aportando nuevos conceptos de estrategia como resalté en la quinta partida. Dominando a su rival desde plena apertura, Fischer superó claramente a un Spassky desconcertado totalmente desmoralizado, que llegó a cometer inexplicables e incomprensibles errores, impropios de un jugador de su categoría. Sin duda, perdió el ritmo de juego, la táctica a seguir en el match que se había trazado en su preparación ante la fácil forma que tomó ventaja en los dos primeros juegos. Luego cayó en e! desánimo, peligrosísimo en este tipo de luchas individuales, donde el factor sicológico juega un papel preponderante y se vio envuelto en el famoso turbillón de Fischer, con el que destrozó, prácticamente, a grandes maestros de la talla de Taimanov, Larsen y Petrosian, en el torneo de candidatos.
A partir de su victoria en. la undécima partida, Spassky recobró la confianza y asistimos a la fase más interesante del encuentro a las partidas de mayor calidad técnica, acordes con la excepcional categoría de ambos contrincantes.
Terminó en empate la duodécima partida, pero Spassky volvió a perder la decimotercera, en un error de cálculo en los análisis del juego aplazado, en el que entró en una falsa línea, en lugar de conformarse con el empate. Pero el match ya estaba encarrilado y las siguientes partidas, aunque terminaron en tablas hasta el vigésimo primer juego de ayer, fueron muy buenas y, en su mayor parte, Spassky llevó la iniciativa y estuvo a punto de anotarse la victoria en varias de ellas. Magnífico en la defensa se mostró Fischer, con lo que redondeó su merecido triunfo. Spassy, a su vez, también mostró —por si hacía falta a los no entendidos—que era un gran campeón. Lástima ese bache antes señalado, que prácticamente permitió Fischer decidir el match a su favor, sin encontrar apenas oposición.
En resumen, el match que mayor interés y expectación ha despertado en la historia del ajedrez lia tenido una variada gama de aspectos. Desde errores de principiante, hasta luchas de la máxima calidad y brillantez.
El ajedrez ha sido el gran triunfador, y, de la mano de Fischer ha puesto «de moda». El nuevo campeón, sin duda, será tema de amplios comentarios en todos los medios de Información del mundo; hasta ahora, la indiscutible hegemonía soviética, cuyos grandes maestros ostentaron el título mundial desde- 1948, ininterrumpidamente, rayaba ya con monotonía hasta en la propia URSS.
Todos estos extremos y otros aspectos los Iremos viendo en futuros comentarios, con un balance final completo de esta lucha que ha tenido pendiente de Reikjavik a los aficionados, que suman millones y millones en todo el mundo, y que ha captado para el ajedrez otro importante contingente de nuevos entusiastas. — Román TORAN.
Partidas/Games: http://www.ajedrezactual.com/spfi12.html
Fuente: http://www.lavanguardia.com/
Fotografía: http://en.wikipedia.org/
Fuente: http://www.lavanguardia.com/
Fotografía: http://en.wikipedia.org/
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