Carta a Mariola

jueves, 31 de diciembre de 2015

MIENTRAS TANTO... ¡NOS DIVERTIMOS!

Pues sí, los jugadores de ajedrez con diversidad funcional estamos en clara desventaja en la parte mecánica del juego.

El ideal de toda persona con diversidad funcional debe ser: alcanzar el mayor grado de autonomía/normalidad posible.

Sin embargo, si sacamos un pez del agua, por mucha voluntad que tenga para alcanzar el mayor grado de autonomía/normalidad posible, el resultado es evidente.


A sólo unas horas del comienzo del año nuevo, y con la legitima esperanza de que se tomen las medidas adecuadas para que estas situaciones no vuelvan a repetirse, mi amigo Antonio y yo mismo (No me ha costado nada meterme en el papel) hacemos una parodia en clave de humor, en la que el jugador con diversidad funcional no puede mover las piezas, el jugador “normal” (la normalidad no existe) muy amablemente, se ofrece a realizar las jugadas sobre el tablero, pero… la partida se complica, aparecen los apuros de tiempo…

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